El gas natural, que es incoloro, inodoro y no tóxico, se compone principalmente de metano y es muy susceptible de explosiones al encontrarse con llamas en espacios cerrados.
En circunstancias normales, si la concentración de gases inflamables en una zona confinada supera el límite inferior de explosividad en más de 10%, se considera un nivel peligroso y debe evitarse la entrada.