En entornos confinados, una concentración de alcohol comprendida entre 69,8% y 75% puede provocar una explosión.
No obstante, es importante tener en cuenta que el alcohol, aunque no está clasificado como explosivo, sí es una sustancia inflamable, y la presencia de llamas abiertas está absolutamente prohibida. Por lo tanto, es esencial dar prioridad a la prevención de incendios.