Selección de la ubicación:
Los circuitos eléctricos deben colocarse estratégicamente en zonas con riesgo reducido de explosiones o alejados de posibles puntos de fuga.
Método de instalación:
En zonas propensas a las explosiones, las prácticas habituales implican el despliegue de tuberías de acero a prueba de explosiones y una gestión meticulosa de los cables.
Garantizar el aislamiento y el sellado:
Cuando los conductos eléctricos, ya sean canalizaciones, tubos, cables o tuberías de acero, atraviesan divisiones o suelos que separan zonas con distintos niveles de riesgo de explosión, es imperativo sellar sólidamente estas uniones utilizando materiales no inflamables.