Las luces LED antideflagrantes tienen una vida útil prolongada, que con frecuencia supera los 3 años con un funcionamiento constante y estable.
El sello distintivo de estas luces es su rendimiento superior y su baja probabilidad de mal funcionamiento. En condiciones normales de funcionamiento, la probabilidad de que requieran sustitución o mantenimiento durante toda su vida útil es considerablemente baja, lo que garantiza su fiabilidad y rentabilidad.