Las temperaturas elevadas llevan al hidrógeno a su umbral de ignición, lo que provoca su combustión: 2H2 + O2 + una fuente de ignición = 2H2O.
Los gases combustibles explotan al alcanzar concentraciones específicas en aire u oxígeno, un rango definido como límite de explosividad. En el caso del hidrógeno, este límite abarca desde 4% hasta 74,2% en términos de relación de volumen.