Normalmente, el gasóleo necesita exponerse a temperaturas superiores a 80 grados centígrados y a una llama abierta para inflamarse.
En entornos de altas temperaturas, el gasóleo puede utilizarse con seguridad siempre que se almacene adecuadamente, evitando su exposición a llamas abiertas o chispas eléctricas. Para mayor seguridad, es aconsejable almacenar el gasóleo en recipientes de hierro y colocarlos en zonas frescas y a la sombra.