El oxígeno médico es propenso a la explosión al exponerse a una llama oculta, ya que cualquier material se vuelve inflamable en un entorno rico en oxígeno, cumpliendo los tres criterios para la combustión.
El potencial de combustión y explosión es considerable. Por lo tanto, es imperativo evitar cualquier contacto entre el oxígeno y las llamas abiertas o cualquier otra fuente de ignición durante su uso.