El propano es altamente inflamable y entra dentro de la categoría de riesgo de incendio de Clase A. Forma una mezcla explosiva con el aire, capaz de inflamarse y detonar cuando entra en contacto con llamas abiertas o sustancias a altas temperaturas.
Esto se debe a que cuando el peso del vapor de agua supera al del aire, se dispersa más lejos y puede retroceder al encontrarse con una llama. A altas temperaturas, la presión interna de los recipientes puede aumentar, predisponiéndolos a roturas y explosiones. Además, el propano líquido puede erosionar los plásticos, la pintura y el caucho, crear electricidad estática e inflamar los vapores.