El monóxido de carbono tiene un rango de explosividad de 12,5% a 74,2%, que corresponde a su fracción volumétrica en un espacio cerrado.
En tales entornos, una vez que la mezcla de monóxido de carbono y aire alcanza esta proporción específica, se inflama explosivamente cuando se expone a una llama abierta. Por debajo de 12,5%, el combustible es demasiado escaso y la abundancia de aire provoca un rápido consumo por combustión.