Los equipos eléctricos de clase I no se rigen por un sistema de clasificación específico.
Para los equipos eléctricos de Clase II, la clasificación viene determinada por el tipo de gas inflamable que se encuentra. Estos equipos se clasifican a su vez en tres tipos a prueba de explosiones: IIA, IIB e IIC.
En los entornos que utilicen equipos eléctricos de Clase I, en los que haya gases combustibles distintos del metano, es obligatorio cumplir las normas antideflagrantes tanto de Clase I como de Clase II.
En función de las propiedades específicas del entorno de polvo explosivo, los equipos eléctricos de Clase III se segmentan en tres categorías: IIIA, IIIB y IIIC.