Sometida a un calor y una presión extremos, la pólvora es propensa a la combustión espontánea, lo que provoca resultados explosivos.
Una visita a la Tercera Fábrica de Fuegos Artificiales del condado de Anping el 16 de julio, hacia las 10 de la mañana, reveló esta cruda realidad. Las secciones sureste y suroeste del almacén, destinadas específicamente a la pólvora, estaban reducidas a escombros, con enormes cráteres marcando el lugar.
Estos crudos vestigios subrayan los peligros inherentes a la pólvora, confirmando su potencial de autoignición y posterior explosión.