1. Cuando utilice acondicionadores de aire a prueba de explosiones, evite ajustar la temperatura de refrigeración excesivamente baja. Bajar la temperatura ajustada en el aire acondicionado aumenta el consumo eléctrico, por lo que suele ser adecuado reducir la temperatura interior entre 6 y 7 grados (refrigeración a 26-28 grados, calefacción a 18-23 grados).
2. Aumentar la temperatura programada en 1 grado durante la refrigeración y reducirla en 2 grados durante la calefacción puede suponer un ahorro de electricidad de más de 10%, sin que el cuerpo humano apenas note la pequeña diferencia.
3. Al arrancar, elija un ajuste de temperatura/calor más alto o más bajo para alcanzar rápidamente el nivel de control deseado. Una vez que la temperatura sea agradable, ajuste la dirección del flujo de aire para minimizar el consumo de energía y el ruido.
4. Evite que el interruptor de "ventilación" esté constantemente encendido, ya que aumenta el consumo de electricidad.
5. Limitar la frecuencia de apertura de puertas y ventanas puede evitar la entrada de calor exterior, contribuyendo al ahorro energético.