La gasolina es notablemente más susceptible a la ignición.
Un término esencial en este contexto es "punto de inflamación", que se refiere a la temperatura más baja a la que un líquido puede vaporizarse para formar una mezcla inflamable en el aire, en condiciones de prueba específicas. El punto de inflamación de la gasolina puede ser inferior a 28°C, mientras que el del gasóleo ligero oscila entre 45 y 120°C. Cualquier sustancia con un punto de inflamación inferior a 61°C se clasifica como inflamable.
Encender el gasóleo con una llama desnuda resulta difícil, ya que su punto de inflamación es significativamente superior a la temperatura ambiente de 20°C, lo que hace que el gasóleo sea relativamente resistente a la ignición.