La gasolina tiene un punto de ignición más alto que el gasóleo, en gran parte debido a su alta volatilidad. Su punto de inflamación es notablemente bajo, aproximadamente 28 grados Celsius.
El punto de inflamación se define como la temperatura a la que el aceite, al alcanzar un determinado calor y quedar expuesto a una llama abierta, se inflama momentáneamente. El punto de autoignición se refiere a la temperatura donde el aceite se inflama al entrar en contacto con suficiente aire (oxígeno).
Normalmente, un punto de inflamación más bajo se corresponde con un punto de autoignición más alto. Así, el punto de inflamación de la gasolina es inferior al del gasóleo, pero su punto de autoignición es superior.