El ácido acético glacial, o ácido acético, es altamente corrosivo en concentraciones elevadas, lo que provoca quemaduras graves en la piel y ceguera, y emite gases corrosivos que suponen una amenaza importante para las vías respiratorias. En particular, el nivel de daño infligido por el ácido acético depende principalmente de su concentración.
Las directrices actuales indican que presenta una corrosividad máxima por encima de una concentración de 90%. Las concentraciones que oscilan entre 10%-25% son irritantes, pero cualquier nivel superior a 25% obliga a utilizar equipo de protección. Por lo tanto, es evidente que el ácido acético glacial se identifica como una sustancia peligrosa de clase 8.