La autoignición del polvo de aluminio está relacionada con la humedad y el vapor del ambiente.
Como polvo, la actividad superficial del aluminio aumenta, lo que provoca una reacción con el agua que genera calor y gas hidrógeno. Si este gas hidrógeno se acumula hasta un umbral específico, puede producirse una combustión espontánea. Tras la combustión, si se vuelve a encender el polvo de aluminio con oxígeno se produce una reacción exotérmica aún más vigorosa a temperaturas elevadas.